Por: Diego Londoño.
Quienes me conocen bien saben que
soy un defensor del juego limpio en el deporte. No me siento cómodo sin
divulgar una injusticia de la que fui víctima, algo que no apoyaría incluso si
yo fuera el beneficiado.
Haré un flashback como contexto a
lo que me motivó a escribir estas líneas. Jugué torneos de ajedrez desde los 12
años de edad, con participaciones en certámenes departamentales, nacionales e
internacionales. Me codeé con los mejores de mi generación y considero haber
tenido (o tener) condiciones para llegar lejos si me lo hubiera propuesto. Pero
mis prioridades fueron otras y el ajedrez de alto rendimiento tiene unas
exigencias a las que no estaba dispuesto a someterme.
Encontré mi pasión principal en
el periodismo deportivo y, desde allí, pude mantenerme ligado al juego ciencia.
A los 16 arrancó mi carrera periodística, siempre alternando fútbol y ajedrez,
principalmente, con otras disciplinas. Años después se presentó la oportunidad
de representar a Antioquia en los Juegos Nacionales para Periodistas Deportivos
y fue un reto personal ser el campeón, siendo uno de los abanderados del
periodismo de ajedrez en Sudamérica. Esa presión excesiva fue mi más férreo
adversario, lo digo abiertamente, y no pude ganar el oro en las versiones de
Bucaramanga 2009 y Neiva 2011.
Estuve mucho tiempo alejado y cerca
de renunciar a ACORD (Asociación Colombiana de Redactores Deportivos), con
razones muy fuertes para hacerlo. Una sola motivación me mantuvo firme: ser
campeón nacional de ajedrez entre los periodistas deportivos.
Para la versión 2015 de los Juegos
ACORD me preparé como nunca antes. Llegué a Cali luego de exigentes jornadas de
entrenamiento de entre 6 y 8 horas diarias en el mes previo: todo diciembre,
incluyendo 24, 25 y 31, y los días de enero antes de la competencia, incluyendo
sesiones con el maestro FIDE Faiber Lotero, mi entrenador, a quien agradezco
enormemente por su apoyo.
Hice un torneo casi perfecto, con 4 puntos de 5 y un
solo error me costó la medalla de oro. Hago esa claridad antes de exponer todo
lo que me tiene mayormente inconforme: yo perdí la opción de que Antioquia
fuera campeón individual y por equipos, al perder, en franca lid, ante Jerson
Ledesma de Risaralda. Desperdicié la gran opción de concretar mi objetivo en
enfrentamiento directo entre quienes merecíamos quedarnos con el oro y la plata.
El asunto molesto es que, luego
de hacer 4 de 5 en el torneo, únicamente perdiendo ante el campeón, una
decisión del árbitro principal, Enrique Morales, avalado por el director
técnico de los Juegos ACORD, incidiera directamente en la tabla de medallería
de manera contundente.
La primera ronda fue programada
para las 7:00 a.m. del lunes 5 de enero. Por problemas en el transporte
suministrado por la organización varios jugadores tuvieron dificultades para
llegar a tiempo al sitio de juego, la sala de prensa del Estadio Pascual
Guerrero. El árbitro y varios jugadores demoraron el inicio del evento hasta
las 7:43 a.m., dando espera a quienes estaban en camino. En esa primera ronda,
Luis Enrique “Kike” Rivera, de Norte de Santander, perdió por W.O. con mi
compañero de delegación, Carlos Mesa Leal. Al no jugarse con tolerancia cero
ellos tuvieron más de una hora para llegar y no lo hicieron.
Las rondas se jugaron con normalidad
y yo iba con mi camino firme a disputar el oro con Ledesma. Preparé esa partida
durante 3 días, analizando sus juegos en la base de datos y comunicándome con
mi entrenador Faiber Lotero para pulir las líneas. Terminó la cuarta ronda y
Ledesma y yo quedábamos como únicos líderes con cuatro victorias en igual
número de partidas y con mínimo un punto de diferencia sobre los rivales más
cercanos. Era claro y justo: jugaríamos en la quinta y definitiva ronda: el oro
y la plata no saldría de nosotros dos. Le solicité al árbitro Morales el pareo,
para ver el rival de Mesa, mi compañero, y saber cómo quedaría la clasificación
por equipos. Mi sorpresa fue enorme al ver que Kike Rivera ya no aparecía con
3,0 puntos, producto de su derrota inicial por W.O., sino con 3,5. La sorpresa
fue mayor al escuchar el argumento de quien impartía “justicia”: “le di una
bonificación de medio punto, porque llegó tarde por la demora en el
transporte”. El director técnico de los Juegos expresó, en reunión sostenida
ante nuestro reclamo, que ni en unos Juegos Olímpicos los problemas de
transporte eran justificación para no llegar a la hora programada. Pese a
expresar eso le dio respaldo a la determinación del señor Morales.
Varios asuntos a reflexionar
sobre esa decisión arbitral (léase arbitraria):
1) No se informó a los demás
jugadores sobre la decisión tomada: siempre estuve presente en el sitio de
juego y pude corroborar, en conversaciones con otros deportistas, que la
ignorancia sobre la decisión del árbitro era generalizada.
2) Fue extemporánea: el pareo de
la ronda y la clasificación publicadas, tanto en la página chess-results.com
como en el sitio de juego, no adicionaban ese medio punto a Rivera ni a los
demás beneficiados hasta ese momento definitivo. En las rondas previas siempre
figuraron con la puntuación correspondiente a su derrota inicial por W.O.
3) Equidad: no se aplicó la
bonificación para todos los perjudicados por el tema del transporte. Los demás
deportistas y equipos afectados no recibieron puntos, anotaciones o goles,
según el caso, como bonificación.
4) Otros deportistas con la misma
dificultad llegaron por sus propios medios a los sitios de competencia. En
nuestro caso nos fuimos caminando desde el hotel, para llegar a tiempo. Otros,
por su parte, pagaron taxi al ver la tardanza del transporte oficial. De alguna
manera buscaron solucionar el inconveniente.
5) Los jugadores no pidieron bye:
en buena parte de los torneos de ajedrez existe la posibilidad de tener medio
punto si antes de una ronda un deportista avisa al árbitro. En este caso
ninguno de los implicados solicitó bye, la ronda inició sin ellos y se
formalizó el W.O. luego de más de 60 minutos después de la hora oficial de
inicio. Carlos Mesa Leal venció a Luis Enrique Rivera, mismo resultado en los
demás casos iguales.
Luego de dejar esas claridades
pasaré a exponer las consecuencias de tal decisión:
1) Kike Rivera ganó la medalla de
plata con su medio punto extra. En los desempates yo estaba por encima, de no
haber sido por la bonificación entregada.
2) A Carlos Mesa Leal le bastaba
su victoria para asegurar el bronce individual, pero con el medio punto de
bonificación ya no dependía de su propio resultado en la quinta ronda.
3) Héctor Santana, de Risaralda,
ganó la medalla de bronce. El primer desempate, la sumatoria de los puntos de
los rivales quedó 13,5 para él y 13 para mí: nuevamente el medio punto asignado
a Rivera afectó mis intereses. Al haberse enfrentado a Rivera en la segunda
ronda, Santana tuvo medio punto extra que no estaba en sus cálculos (ni en los
míos).
4) Antioquia perdió la medalla de
plata por equipos y Norte contó con un punto extra que los favoreció en esa
tabla: el medio punto de bonificación asignado por el árbitro Morales, a sus
jugadores Rivera y José Alexander Vargas.
Reitero que el oro,
tanto individual como por equipos, se escapó por un error mío en plena apertura
de la partida ante Ledesma, mi único error en todo el torneo, en duelo directo
entre los dos mejores del certamen. Lo que no acepto, de ninguna manera, es que
se me haya arrebatado la medalla de plata por una decisión injusta y
parcializada.
Ronda 5 de 5, primera mesa: Ledesma vs. Londoño. Partida entre los dos líderes del certamen desde el inicio. |
Agradezco a toda la delegación y
a mi novia Daniela por el apoyo incondicional en este momento. A Óscar Alzate
por haber agotado todo lo que estuvo en sus manos para impedir que se actuara
con irregularidad. A Juan Fernando Gallego, Luis Hernando Mejía, Chemo Quiroz,
Santy Martínez, Andrés Marín, Fredy Pulgarín y a todos, por no dejar de
mencionar a ninguno de los que me han expresado su sincero respaldo, con una
palabra, un abrazo o una simple sonrisa. A Carlos Mesa, por su apoyo como
compañero de equipo y su entrega en cada partida. Por mi parte seguiré
preparándome para tener una mejor actuación en futuras versiones pero espero,
de todo corazón, que semejantes injusticias no se presenten de nuevo por el
bien del juego limpio, para Antioquia o cualquier otro departamento.