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miércoles, 7 de enero de 2015

Plata arrebatada: crónica de mi participación en Cali



Por: Diego Londoño.

Quienes me conocen bien saben que soy un defensor del juego limpio en el deporte. No me siento cómodo sin divulgar una injusticia de la que fui víctima, algo que no apoyaría incluso si yo fuera el beneficiado.

Haré un flashback como contexto a lo que me motivó a escribir estas líneas. Jugué torneos de ajedrez desde los 12 años de edad, con participaciones en certámenes departamentales, nacionales e internacionales. Me codeé con los mejores de mi generación y considero haber tenido (o tener) condiciones para llegar lejos si me lo hubiera propuesto. Pero mis prioridades fueron otras y el ajedrez de alto rendimiento tiene unas exigencias a las que no estaba dispuesto a someterme.

Encontré mi pasión principal en el periodismo deportivo y, desde allí, pude mantenerme ligado al juego ciencia. A los 16 arrancó mi carrera periodística, siempre alternando fútbol y ajedrez, principalmente, con otras disciplinas. Años después se presentó la oportunidad de representar a Antioquia en los Juegos Nacionales para Periodistas Deportivos y fue un reto personal ser el campeón, siendo uno de los abanderados del periodismo de ajedrez en Sudamérica. Esa presión excesiva fue mi más férreo adversario, lo digo abiertamente, y no pude ganar el oro en las versiones de Bucaramanga 2009 y Neiva 2011. 


Estuve mucho tiempo alejado y cerca de renunciar a ACORD (Asociación Colombiana de Redactores Deportivos), con razones muy fuertes para hacerlo. Una sola motivación me mantuvo firme: ser campeón nacional de ajedrez entre los periodistas deportivos. 

Para la versión 2015 de los Juegos ACORD me preparé como nunca antes. Llegué a Cali luego de exigentes jornadas de entrenamiento de entre 6 y 8 horas diarias en el mes previo: todo diciembre, incluyendo 24, 25 y 31, y los días de enero antes de la competencia, incluyendo sesiones con el maestro FIDE Faiber Lotero, mi entrenador, a quien agradezco enormemente por su apoyo. 

Sesión de entrenamiento con FM Faiber Lotero.
Hice un torneo casi perfecto, con 4 puntos de 5 y un solo error me costó la medalla de oro. Hago esa claridad antes de exponer todo lo que me tiene mayormente inconforme: yo perdí la opción de que Antioquia fuera campeón individual y por equipos, al perder, en franca lid, ante Jerson Ledesma de Risaralda. Desperdicié la gran opción de concretar mi objetivo en enfrentamiento directo entre quienes merecíamos quedarnos con el oro y la plata.

El asunto molesto es que, luego de hacer 4 de 5 en el torneo, únicamente perdiendo ante el campeón, una decisión del árbitro principal, Enrique Morales, avalado por el director técnico de los Juegos ACORD, incidiera directamente en la tabla de medallería de manera contundente. 

La primera ronda fue programada para las 7:00 a.m. del lunes 5 de enero. Por problemas en el transporte suministrado por la organización varios jugadores tuvieron dificultades para llegar a tiempo al sitio de juego, la sala de prensa del Estadio Pascual Guerrero. El árbitro y varios jugadores demoraron el inicio del evento hasta las 7:43 a.m., dando espera a quienes estaban en camino. En esa primera ronda, Luis Enrique “Kike” Rivera, de Norte de Santander, perdió por W.O. con mi compañero de delegación, Carlos Mesa Leal. Al no jugarse con tolerancia cero ellos tuvieron más de una hora para llegar y no lo hicieron. 
 
Las rondas se jugaron con normalidad y yo iba con mi camino firme a disputar el oro con Ledesma. Preparé esa partida durante 3 días, analizando sus juegos en la base de datos y comunicándome con mi entrenador Faiber Lotero para pulir las líneas. Terminó la cuarta ronda y Ledesma y yo quedábamos como únicos líderes con cuatro victorias en igual número de partidas y con mínimo un punto de diferencia sobre los rivales más cercanos. Era claro y justo: jugaríamos en la quinta y definitiva ronda: el oro y la plata no saldría de nosotros dos. Le solicité al árbitro Morales el pareo, para ver el rival de Mesa, mi compañero, y saber cómo quedaría la clasificación por equipos. Mi sorpresa fue enorme al ver que Kike Rivera ya no aparecía con 3,0 puntos, producto de su derrota inicial por W.O., sino con 3,5. La sorpresa fue mayor al escuchar el argumento de quien impartía “justicia”: “le di una bonificación de medio punto, porque llegó tarde por la demora en el transporte”. El director técnico de los Juegos expresó, en reunión sostenida ante nuestro reclamo, que ni en unos Juegos Olímpicos los problemas de transporte eran justificación para no llegar a la hora programada. Pese a expresar eso le dio respaldo a la determinación del señor Morales.

Varios asuntos a reflexionar sobre esa decisión arbitral (léase arbitraria):

1) No se informó a los demás jugadores sobre la decisión tomada: siempre estuve presente en el sitio de juego y pude corroborar, en conversaciones con otros deportistas, que la ignorancia sobre la decisión del árbitro era generalizada.

2) Fue extemporánea: el pareo de la ronda y la clasificación publicadas, tanto en la página chess-results.com como en el sitio de juego, no adicionaban ese medio punto a Rivera ni a los demás beneficiados hasta ese momento definitivo. En las rondas previas siempre figuraron con la puntuación correspondiente a su derrota inicial por W.O.  

3) Equidad: no se aplicó la bonificación para todos los perjudicados por el tema del transporte. Los demás deportistas y equipos afectados no recibieron puntos, anotaciones o goles, según el caso, como bonificación.

4) Otros deportistas con la misma dificultad llegaron por sus propios medios a los sitios de competencia. En nuestro caso nos fuimos caminando desde el hotel, para llegar a tiempo. Otros, por su parte, pagaron taxi al ver la tardanza del transporte oficial. De alguna manera buscaron solucionar el inconveniente.

5) Los jugadores no pidieron bye: en buena parte de los torneos de ajedrez existe la posibilidad de tener medio punto si antes de una ronda un deportista avisa al árbitro. En este caso ninguno de los implicados solicitó bye, la ronda inició sin ellos y se formalizó el W.O. luego de más de 60 minutos después de la hora oficial de inicio. Carlos Mesa Leal venció a Luis Enrique Rivera, mismo resultado en los demás casos iguales. 

Luego de dejar esas claridades pasaré a exponer las consecuencias de tal decisión:

1) Kike Rivera ganó la medalla de plata con su medio punto extra. En los desempates yo estaba por encima, de no haber sido por la bonificación entregada.

2) A Carlos Mesa Leal le bastaba su victoria para asegurar el bronce individual, pero con el medio punto de bonificación ya no dependía de su propio resultado en la quinta ronda.

3) Héctor Santana, de Risaralda, ganó la medalla de bronce. El primer desempate, la sumatoria de los puntos de los rivales quedó 13,5 para él y 13 para mí: nuevamente el medio punto asignado a Rivera afectó mis intereses. Al haberse enfrentado a Rivera en la segunda ronda, Santana tuvo medio punto extra que no estaba en sus cálculos (ni en los míos).

4) Antioquia perdió la medalla de plata por equipos y Norte contó con un punto extra que los favoreció en esa tabla: el medio punto de bonificación asignado por el árbitro Morales, a sus jugadores Rivera y José Alexander Vargas.  

Reitero que el oro, tanto individual como por equipos, se escapó por un error mío en plena apertura de la partida ante Ledesma, mi único error en todo el torneo, en duelo directo entre los dos mejores del certamen. Lo que no acepto, de ninguna manera, es que se me haya arrebatado la medalla de plata por una decisión injusta y parcializada.
Ronda 5 de 5, primera mesa: Ledesma vs. Londoño. Partida entre los dos líderes del certamen desde el inicio.
Agradezco a toda la delegación y a mi novia Daniela por el apoyo incondicional en este momento. A Óscar Alzate por haber agotado todo lo que estuvo en sus manos para impedir que se actuara con irregularidad. A Juan Fernando Gallego, Luis Hernando Mejía, Chemo Quiroz, Santy Martínez, Andrés Marín, Fredy Pulgarín y a todos, por no dejar de mencionar a ninguno de los que me han expresado su sincero respaldo, con una palabra, un abrazo o una simple sonrisa. A Carlos Mesa, por su apoyo como compañero de equipo y su entrega en cada partida. Por mi parte seguiré preparándome para tener una mejor actuación en futuras versiones pero espero, de todo corazón, que semejantes injusticias no se presenten de nuevo por el bien del juego limpio, para Antioquia o cualquier otro departamento.