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viernes, 24 de abril de 2009

Desarrollo Deportivo ya está en Estados Unidos




El INDER Medellín, con su equipo de porrismo perteneciente al programa de Desarrollo Deportivo, viajó a Orlando, Florida, a participar en el Campeonato Mundial de Cheerleading (organizado por la Usasf, US All Star Federation for Cheer and Dance Teams), entre el 23 y el 29 de abril próximos.

La delegación del INDER Medellín tendrá un grupo de 24 deportistas, 12 hombres y 12 mujeres, al entrenador Hugo Vargas, al asistente técnico Gustavo García y al delegado Fabián Higuita.


Fabián Higuita y Óscar Córdoba, delegado y coordinador de Desarrollo Deportivo.

El equipo de Desarrollo Deportivo competirá por segunda ocasión en el certamen, luego de ocupar el puesto 12 en la versión del año 2008: 14 de sus integrantes repetirán experiencia, mientras que 10 harán su debut internacional.

Adicionalmente, los equipos de las instituciones educativas Salazar y Herrera y Alvernia, clasificados en noviembre en Cartagena, en el Nacional y Latinoamericano de Porrismo, estarán en el certamen. Óscar Córdoba, Coordinador de Desarrollo Deportivo, nos envió un relato sobre la llegada de la delegación a la Florida.



Llegamos a Miami a las 12:00 m. Allí nos dieron las dos de la tarde a la espera de algunas cosas del avión, lo que nos retrasaba el almuerzo....que no nos arriesgamos a comer en el aiport, porque de pronto nos dejaba.

Llegamos a las 4:30 a Orlando, Florida, con grandes expectativas en los que fue la primera vez: ver tanto extranjero junto, la interacción de los jóvenes con japoneses, franceses, canadienses, jamaiquinos y, cómo no, gringos. Sin temor, y con mucho humor, porque, de una u otra manera, los muchachos se hacían entender con cosas básicas aprendidas en aquellas clases con el formador Hugo Vargas.

Asombrados y asombradas por aquellas autopistas largas y de cuádruples carriles, y asomados por las ventanillas de las camionetas de los transportes, admiraban el proceso de chatarrización que aquí se ha dado: carros, camionetas y buses (algunos) de último modelo, y que en Medellín, o en toda Colombia, sólo se pueden apreciar en las películas de cine.

Ferrari, Corvette - Nissan, convertibles… conocían todas las marcas y, al mejor estilo de protagonista de comercial gringo de automóviles, posaban al frente de ellos para las mejores fotografías.


Luego, llegamos al hotel y más nos demoramos en llegar que en salir de allí, porque el hambre aquejaba. Cerca de aquí, un restaurante buffet era el mejor estímulo al síntoma de hambre acumulado por las circunstancias: el desquite y una buena propina al organismo.

Frutas, ensaladas, todos los postres, sopas, arroces, carnes de todos los tipos y un hambre que acompañaba todas estas cantidades...cada uno supo agradecer la espera. Una buena rutina alimentaria para los próximos dos días, donde viene la competencia y hay que cumplir con los requerimientos técnicos.

Saliendo del súper "almuerzo-cena y desayuno del otro día" por lo grande, y siendo las 7:30 de la noche, aún estaba de día. Más tarde, y conociendo la apretada agenda antes de la competencia, fuimos de compras a un supermercado estadounidense, el cuádruple en área y en productos a los nuestros. Al mejor estilo de los paisas, hicieron cartera y compraron algunos traídos, con toda la autonomía de decir...”8 dólares, o sea 15 mil y algo en Colombia: ¡lo llevo!”, jajaja.

Hasta aquí la primera historia, la del día 1. Espero tener el tiempo para escribirles más.

Siendo las 10:30 p.m. dimos las indicaciones de mañana, y, media hora antes de ser 24 de abril en Colombia, pero aquí siéndolo ya, les envío este correo para que tengan noticias de nosotros.

Hasta mañana estaremos en el hotel Howard Johnson y saldremos para el otro hotel. Mañana doy los datos para que los padres llamen, si así lo desean. Ok, gracias. Por favor avisen a todos los padres de nuestra llegada.

Un abrazo

Óscar Córdoba

viernes, 10 de abril de 2009

Argentina juega con dos arqueros


El 28 de noviembre de 2004 murió el arquero argentino Lucas Damián Molina. Molina, de 20 años, era jugador de Independiente de Avellaneda, como emergente de Carlos Navarro Montoya. En aquel momento, Óscar Ustari dijo estar desconsolado y “si me dolía cuando él se lesionaba imagínense hacerlo ahora que no volverá a estar con nosotros”. Un mes y medio más tarde, Colombia presenció el homenaje de Ustari a su amigo y colega.

La primera foto de afiche se tomaba y Óscar Ustari posaba con una camiseta en memoria de Lucas Molina. La imagen de Molina, guardavallas de Independiente que falleció en 2004, quedó estampada en una remera blanca de la Selección Sub-20 gaucha y en la memoria de los juveniles futbolistas.

El homenaje pasó inadvertido para varios medios de comunicación colombianos que había en el Sudamericano 2005, pero no al interior del grupo sureño. El guardián del arco argentino plasmó su sentimiento en la frase “Lucas, jamás te olvidaré”. Ustari se quitó la camiseta, la entregó a uno de los suplentes, quien se transformaría luego en figura: el casi desconocido Lionel Messi, con quien había dialogado largamente la tarde anterior, me alzó su pulgar izquierdo, mientras señalaba con puño derecho la imagen alusiva al fallecido jugador.

En un extremo de la cancha Ustari se situó en el arco, se santiguó y oyó el pitazo inicial del brasileño Heber Lopes. Armenia presenciaba el partido inaugural del campeonato.

En el otro extremo del rectángulo el cancerbero venezolano Miguel Aponte llamaba insistentemente al defensor Raúl González, homónimo del atacante del Real Madrid, quien corrió por su zona. "¡Venezuela!, ¡Venezuela!", era el cántico de muchos de los 25 000 mortales que había en el Estadio Centenario, la tarde-noche del 13 de enero.

Cuando el marcador se había inclinado 1-0 a favor de Argentina, un penal encendía el estadio y las esperanzas venezolanas. El golero Aponte corría hasta la media cancha y se abrazaba a sus compañeros, como celebrando un gol. Nicolás Fedor ubicó el balón a 12 pasos de la línea de gol defendida por Ustari, tomó impulso y pateó. El balón se estrelló en el horizontal, luego en el cuerpo evocador del espíritu de Molina y se desvió hacia el tiro de esquina.

Ustari levantó sus índices y señaló el cielo, como agradeciendo la intercesión de su fallecido amigo. Argentina anotó otros dos goles y definió el encuentro. 3-0 fue el marcador definitivo y Ustari se volvía a poner la casaca alusiva a Molina.

Entrando al camerino se echaba la bendición y estrechaba su mano diestra con la del sanlorencista Pablo Zabaleta, sin pronunciar palabra alguna. Zabaleta, compañero de Molina en el Sudamericano y el Mundial Sub-20 de 2003, le respondía con una tímida sonrisa.

Ustari besaba la imagen expuesta en su torso y declaraba “esta camiseta es un pequeño homenaje para su familia. Todo lo que consiga en el fútbol se lo voy a dedicar a él”.

Lucas Molina (1984- 2004)