Corredor con el legendario exjugador holandés Johan Cruyff, recibiendo su grado de maestría en Barcelona, España. |
“En nuestro entorno, lo único que interesa es jugar. Uno, que quiere
aprender y terminar una carrera, tiene que buscar los espacios. Cuando yo jugaba
en el Medellín, entrenábamos en Llanogrande o teníamos las mañanas ocupadas,
entonces intentaba matricular materias al mediodía o en la noche, porque a
veces teníamos entrenos en las tardes. La verdad creo que hay que ir cambiando
eso. Lo que importa es el talento y la parte futbolística, pero si se puede
mezclar con la parte académica el futbolista del futuro va a ser más integral”.
Futbolista profesional activo,
con un pregrado universitario y una maestría en su registro. Iván Corredor
rompe con el estereotipo del deportista de alto rendimiento alejado de la
academia. “Desde que uno quiera, los espacios libres, las concentraciones, son
para eso: para estudiar”, explica el hoy centrocampista de Patriotas, en la
primera división del balompié colombiano. Con el interés de sobresalir en el fútbol
Iván dejó su natal Tunja (Boyacá) para llegar a Medellín y debutar
profesionalmente con el DIM. “Yo siempre jugué fútbol y mi intención era llegar
a ser profesional, pero en ese tiempo en Tunja no había esas posibilidades.
Patriotas estaba en la B y con jugadores de otro lado. Uno siempre llegaba a
juvenil y, por cultura de mi tierra, la mayoría de la gente es profesional:
terminan el bachillerato y entran a la universidad. Mis papás me apoyaban en el
fútbol, siempre y cuando buscara una universidad donde llevara el estudio y el
fútbol sin abandonar las dos cosas y me salió la opción de ir al Medellín”.
Sobrepasando una grave lesión
cuando se proyectaba a destacarse como volante de segunda línea, Corredor llegó
a figurar con el conjunto rojo y a disputar certámenes relevantes como la Copa
Libertadores. Lo que pocos veían, cuando los flashes de las cámaras no lo
exponían al ojo público, era al estudiante de la UPB, luego de la Universidad
de Medellín: ese mismo que madrugaba a entrenar dedicaba sus mediodías y noches
a asistir a clases. “Veía de a 3 materias en las noches y alternaba con los
entrenamientos. Y, como estaba en inferiores, no había concentraciones ni nada
de eso. Así avancé hasta quinto semestre. Pasé al Tolima y a La Equidad y quedé
como sin saber qué hacer. Daniel Bridge (otro futbolista) me mostró la
posibilidad del CEIPA: estudio a distancia que no interfería con mi actividad
deportiva y ahí logré terminar la carrera”, narra el jugador de 32 años.
Corredor, Administrador de
Empresas y Máster en Gestión Deportiva, aspira a estar ligado al deporte
desde el plano gerencial. Aún no tiene fecha de retiro de las canchas pero sí prepara
su futuro con rigurosidad: “Cuántos espejos hemos visto: el fútbol se acaba y
para afrontar la vida que se viene es difícil. Muchos pueden tener dinero, pero
no las herramientas para administrar y afrontar la vida luego del fútbol”.
En 2011 logró un histórico
ascenso, en un rol protagónico, para Patriotas, equipo de su natal Boyacá,
derrotando al ampliamente favorito América de Cali. En 2013, luego de su paso
por La Equidad, Corredor, quien volvía a Patriotas, anunció su retiro por una
lesión crónica de rodilla.
Tras varios meses ausente a nivel
competitivo Corredor anunció su regreso. Actualmente, se mantiene en un alto
nivel y como titular en Patriotas. Allí, aparte de seguir aportando desde su
rol como deportista, es un referente para las nuevas generaciones. “En Patriotas
tengo dos compañeros jóvenes que me hicieron la pregunta de cómo era eso y logré
convencerlos: empezaron a estudiar una carrera universitaria. Uno trata de
asesorarlos y esa es la imagen que uno quiere reflejar, ir cambiando poco a
poco: que se puede ser un deportista de élite y también combinarlo con los
estudios”. A su vez, visualizándose en su futuro como directivo del fútbol,
Iván Corredor es contundente en sus criterios: “los tiempos han cambiado y ahora
la educación presenta muchas facilidades para que el futbolista pueda llevar una
carrera deportiva y una universitaria, sin que descuide ninguna de las dos. Ya corresponde
cambiar algo más cultural, que es la actitud”.